jueves, 12 de diciembre de 2013


Mininovela de Jenny dela Fuente
Venía con su andar de fuertes golpes. Me encontraba tirado,alli,en el ombligo de todos los colores...donde comienzan los sonidos del mundo. Mi patria enredada en su pelambre rizada incógnita ,inmensa como lo profundo de todos los comienzos. Finalmente llegó a tocarme el rostro.Lo hacia todas las noches. Lo hacía mi madre en mis tiempos ,tan cortos como zumbido de pájaro encantado.
Recuerdo que muy chico ,cuando jugaban , yo solo observaba el ir y venir. Había algo anormal en todo eso. Guardaban un secreto ,ni chicos ni viejos tenían acceso. Eran los hombres más fuertes, de mi tierra , Nigeria,  los que podían saberlo. Sucedía que siendo yo negro como la bruma del amanecer,advertía que cambiaría mi vida, la de mi familia. Todos mis hermanos  eran grandes , con miradas crueles,  hablando de lo mismo. En todo este embrollo empecé a crecer, vi morir a mi madre de una lanzada cuando la mataron de espaldas nosotros sin poder impedirlo. Balbuceaba nuestro grito de sopa diaria : -Libertad!!!!!!!!!!!!se le terminó el tiempo,cortaron con  acero su cuello que sangró hasta morir.....
Me incorporé gritando:- ¿Hasta cuándo?
Papa murió asesinado un tiempo atrás. Nuestra máxima siempre fue de que  tenemos que salvar la tierra, la gente, todo lo nuestro, los que nos arropa, donde sentimos por primera vez los rugidos del león, donde vimos volar las águilas, donde supimos el hedor de los buitres en sus plumajes.
Mis hermanos tomándome por los hombres me acercaron. Casi en secreto pude oír:
-Wala, estas incluido, los que matan son los negros, las tribus lejanas nuestra riqueza, oro en las montanas, no estamos cerca del mar, no hay escape, la sangre llenará la jungla, si descubriesen nuestros escondites. Matar es nuestro destino son momentos diferentes, las ambiciones se apoderan de los negros, pereceremos si logran quitarnos nuestra tribu, nuestras tradiciones serian ignoradas, perderíamos la dignidad de nuestros ancestros que desde arriba, con los vientos y los rayos  guían nuestro paso.
Nunca imaginé que mi hermano mayor,me hiciera entender la filosofía de la guerra,casi como blanco inteligente.Era el más tosco y grande de nosotros. Sus cicatrices hendían su rostro ,cada mejilla descubría el sello de nuestra tribu. Todos lo llevaban, como esculpido en el alma, donde se forjan los sueños del guerrero.
 Mis mejillas centelleaban de noche con estas cicatrices, hechas con dolor y sangre. Era lo que nos perseguiria bajo la lluvia,a traves de la selva...muy adentro de nuestras metas.
Kisangue el jefe y mayor de todos, trazó en la tierra el panorama del encuentro, como hizo "Pandalanga", cuando creo la tierra, los mares lo azul del cielo y la magia de cada uno.
Siempre en el amanecer nos reuniamos en un rezo colectivo. El viejo sacerdote hacía humo de sándalos, saludando a nuestro creador,día tras día....los hombres en un círculo,las mujeres detrás con los bebes e hijos chicos. El sacerdote con su vejez, sabio como los árboles del "Yambao",susurraba una plegaria...que terminaba en sonidos inimaginables, casi musicales que encantarían hasta a "Osain", dios de todas las yerbas del monte.
Finalmente hoy todos los elegidos en una sola piel,uniríamos nuestras destrezas, para atacar a los de nuestro mismo color..por malos...sedientos de todo, y generosos de nada.
Primero, cada uno fue preparado con aseos de yerbas estrujadas por los dedos del sacerdote. Antes había enviado por aguas del mar, en jícaras, especialmente para esta ocasión, añadiéndole "fula" sobre la firma de la tribu ,invocando a los ancestros guerreros, cuando una llama salió  incendiando  todo el grabado. Casi de inmediato empezó a llover interpretando como respuesta a el "conjuro".
Cada cual brindó sangre de su brazo derecho a el gran instrumento de nuestro poderío la "Nganga" rugió como tigre satisfecho. Cada cual usaba en las guerras un saquito con piedras, yerbas, dientes de animales , maderas de árboles sagrados todo forrado de piel de leopardo. Nunca fueron iguales, como el destino de cada igual....diferente, errático, misterioso.
Formamos un grupo que pronto se esparció penetrando la espesura de la selva-Éramos un monton de negros valientes , dispuestos a liquidar los genocidas culpables de la orfandad.
Cuevas húmedas, abrieron sus bocas para darnos abrigo, la neblina de la noche se acercaba, el calor era insoportable ,nuestros cuerpos parecían aguas de un surtidor salino.......acampamos.
Alguien repartió yerbas con carne, lo suficiente para fortalecernos. También había leche de cabras, en un aljibe de piel curtida,recuerdo de un toro tribal, sacrificado a "Pandalanga", tiempos atrás en agradecimiento por otra batalla ganada....era algo usual en tribus guerreras, nada diferente como para asustar a un chico de siete años. Siempre oí a los abuelos, los sabios y viejos de la tribu decir:- "Si no hay sangre no hay redención, sin sangre no hay libertad, la sangre es la que perdona,solo "menga".y cantaban diciendo:-"Menga va a correr, como corre la tintorera, menga va a correr"!!!!!!!!!!.
Caminando con sigilio y sin miedo llegamos a ellos, estaban dormidos ,esperamos mas , avanzado el anochecer. El vigia fue el primero que cayó:-ahhhhhhhhh, se le escucho gemir.... El filo de la daga  rústica le atravesó el cuello, de lado a lado. Cayó sin moverse, y redimió nuestro terreno con su muerte.
Después, todos entrando allí, liquidamos a casi todos los hombres, menos a dos de ellos que huyeron para avisar. Enganchamos las cabezas en palos, como si el amanecer fuera nuestro premio de batalla. Toda sus tierras ensangrentadas, nos hablaban de libertad. Dos de nuestros hombres llevaron a las mujeres jóvenes, las viejas y niños hacia los senderos de regreso....con una que otra sonrisa libidinosa y sensual, como las aguas del cocotero.
Al fin llegamos luego de caminar durante tres días sin parar. Estábamos extenuados. El sacerdote salió de sus rezos hacia nosotros:
- Muchas "endumbas", eso es bueno para nuestra tribu...las mujeres parirán héroes. Dicho esto de un reojo cogió a una joven para si,  también una vieja ,como encargada de su casa debajo de guano, con paredes de barro rojizo, de la comida y si acaso barrer los malos espíritus .
La joven era joven, alta, con  sus caderas bien marcadas,sus nalgas protuberantes y senos punzantes como picadas de mosquito.Tenía su piel color tierra,su rostro conocedor de placeres impropios....¿era hija de la diosa?.....Yo ni sé, son cosas del brujo mayor, allá el, si puede con esa yegua caliente de fogaje.
Los demas hicieron lo mismo,  los bebes  "monkekeres" hijos pequeños fueron con sus madres. Después de esta noche, siguiendo el otro día, serian sus esposas, sin importar  las anteriores . En Africa, los hombres tienen varias esposas, al cual le deben obediencia sin reparos.
Yo ,no queria esposa, ni bebés, ni nada. Solo luchar por la tradición de mi tribu. Decidí darme un tiempo para reflexionar mi destino final.
Me encaminé dentro de la noche al monte y  me tiré sobre la yerba. En un rato sentí las pisadas fuertes, me tocaron el rostro como hacían desde mi infancia, era la misma, mi amiga Chimpancé que arrullo mis tardes escondiéndome de la primera guerra.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario