jueves, 12 de diciembre de 2013


   No me había percatado,me obsesionaban los espacios las grandes avenidas,las calles pintorescas con sus arboles erguidos,incluso aquellas casitas bien construidas que podía vislumbrar cerca del monumento.
 Aceras bien cuidadas,postes de tendido eléctrico como soldados de nueva energía de los cuales no podíamos prescindir .Incluso me agradaban las discordantes notas de diferentes casas, como gritos de música que ponían algo de cierto en las empinadas calles.
Aquellas mismas por donde mucho tiempo camine ,camine y camine en ese andar libre que tienen los jóvenes que es único,sintiendo el aire despertando mis atardeceres en pleno rostro. Este era mi panorama,era mi barrio como dicen esos que son medidores de recuerdos. Uno más entre muchos, quizás habría otros mejor construidos con casas lujosas,galanes de noche sembrados por todo aquello,pero esos no tenían la armonía de mi barrio,era parte de mi,allí sucedieron las mejores cosas y también las peores.
    Nací en aquellos lares, un poco mas allá, o mas acá pero siempre geométricamente en el mismo lugar. También allí murió mi madre casi cuando todavía no había crecido lo suficiente para mantenerme solo,  sin embargo , ella me dejó ..sin querer pero se fue..como todo lo que termina su cometido. Era un día precioso, brillaba el sol como nunca. Todavía en mis pensamientos la veo,comprometida con ella misma sin saber si quedarse por mi,o irse por no tener mas metas en su vida, creo que esto ultimo fue lo decisivo.Nunca mas,hablamos de esto.
Mi tío Brancho,me ayudó a crecer y Yo me convertí en lo que soy,otro mas que estudio una carrera,estudie la mente humana,hasta llegar mas allá de lo estudiado,a mi graduación no fue nadie, tío Brancho quedó trabajando en su carnicería, allí se convirtió en un  gordo fumador de tabaco, tanto ,que confundía el olor de la carne en un aroma extravagante.
Psiquiatría o Psicología que más da el nombre, se trataba siempre de lo mismo. También descubrí que de tristeza la gente se vuelve loca, pero de alegría se pierde el control de la realidad y en esa excitación podemos pasar a la mas inmensa melancolía. ¿Qué más da?, hay que vivir al día con lo que venga,con aquel disfraz de lo que nos hemos convertido,con el desdoble de nuestras quimeras,con alucinaciones de lo que hubiéramos forjado en nuestras vidas.
 Haciendo un recuento, siempre fui persona muy callada , lo observaba todo profundamente , sentía que las cosas hablan un mismo idioma, que descubriéndolo, había un mundo diferente lleno de vida, como los hormigueros, las flores, los pantanos que abren sus bocas aburridas de espera. Había una comunicación secreta que casi avisaba mis sentidos ,tanto, tanto que llegué a recibir sus mensajes secretos.
  Mi tio Brancho también comenzó a trasmitirme algo con su conducta errática, bajo de empleador a empleado. El golpe fue duro para tío, que se  apegaba a su carnicería como sello en sobre de carta ,pero tuvo que ser así. A todos les pasó igual. La mayoría se fueron o se esfumaron de nuestra vida cotidiana, acudieron al suicidio pasado de moda , al naufragio a través de los mares o simplemente murieron como el tiempo ,ese mismo que camina día a día con todos,el máximo consejero.
La estructura de mi calle fue cambiando hasta convertirse en un fantasma latente: el color de la casas se desvaneció con los aguaceros y los calores tropicales, uno que otro ciclón fueron terminando las arquitecturas monumentales, las estructuras más pobres. Una tristeza irremediable....todo en ruinas.
  Tio Bracho hizo asociaciones discretísimas con algunos elementos y como carnicero astuto, le pasaba su carga a los mismos que nos tenían en observación todo el tiempo. Eran requisitos gubernamentales, la vigilancia era obligatoria todos lo hacían, casi sabían la hora del aseo en cada casa, quienes tomaban café y a qué hora, qué se comía en cada mesa
-¿Qué mierda era aquello?...eramos una partida de estúpidos sigiliados,dominados por el miedo a algo,  siempre me pregunte:- ¿Qué temen la gente? morirse de hambre, o morirse casi viviendo sin vivir?
Pude mantenerme muy aislado bajo mi manto de Doctor, inmerso en cada caso, atendiendo mis pacientes,que a diario aumentaban
-¿Por qué había tanta gente loca?,¿ Siempre lo habían sido y no lo sabían?, o.. finalmente... querían ser locos reales ¿fingiéndolo?.
 Solo era una parte de mis preocupaciones, lo más agudo era mi tío Bracho, había hecho las paces con lo impensable hasta se prestaba a "chivatear" a todo el que podía. Supongo que eso  le daba cierta seguridad a su modus vivendis. Quizás se sentiría "gallo" entre gallinas asustadas....Seguramente lo necesitaba para ser parte del juego de ajedréz de la cuadra, con el carnicero había "que contar", y eso lo convertía en importante y cotizado material.
  La casa de tío tenia dos cuartos solamente. En uno de ellos durmió mamá conmigo, después murió,y siempre dormí allí. Era el último de la casa dando al fondo desde donde oía los grillos en la noche los gallos al amanecer, viviendo en un barrio siempre alguien tenia un gallo!!, no se por qué .
Podía oler el agua cuando llovía y se restregaba con los cristales de mi ventana, por donde actualmente veía a mi Tio surtir de carne a las gentuzas que como aves hambrientas de lo ajeno iban y venían.
La gente protestaba porque no alcanzaba la carne, las cuotas llegaban atrasadas según el carnicero,todo aquello era robarle a la gente. Peor fue cuando empezaron a desaparecer algunos que estaban en contra del sistema, culpa o no culpa, en algunos casos comentaban"que el carnicero era chiva". Oí casi de noche llegando del trabajo quizás algún comentario, lo oí muy claro , el viento, siempre fue mi aliado.
  La cosa era que allí estaba ,cansado de trabajar, entre hasta mi cuarto y vi de soslayo algo sobre la yerba, después del final del pasillo. Me serví un vaso de agua ,caminé al final y...era un charco de sangre enorme que cubría gran parte de la salida al patio. Allí, sin principio,  con final inesperado a pesar de mis avisos,,tirado sobre la yerba fresca yacía mi tío Brancho. Varias lesiones de cuchillo en la espalda, la boca abierta como en un grito tardío , los ojos abiertos como las vacas del matadero. El olor a sangre,  algo peculiar, intenso ,alcalino ,espeluznante. Seguramente estaba tendido hacia horas, alguien penetró por la puerta trasera , no dejaba de ser una escena de dolor ,penosa para mi,se me humedecieron los ojos y sin saber llore en seco, no era para menos..llamaría a la policía ,y después ya vería que hacer.
       La gente uniformada llegó tarde contándole la historia y tomando un buche de ron con agua recogieron información, llevándose a mi tío Bracho o lo que quedo,hacia el hospital a la sala forense.
Siempre  juré a tío que me haría cargo de su sepelio, pero el país había dado un giro inesperado todas las cosas,cambiando por supuesto hasta el respeto por la muerte. En el hospital Regional donde trabajaba  tenia contactos..ese detalle facilitaba las cosas.Los requisitos civiles fueron terminados. Los uniformados dijeron que seguramente eran asesinatos de terroristas,pretendiendo atemorizar a todo el barrio.
El sábado de día los que hacían guardia y tres o cuatro milicianos ensayaban sus caminatas para "reforzar la vigilancia",protegiendo de esta forma la cuadra y los alrededores.
   Todo este teatro estaba magnífico,pero detrás del telón estábamos los dos: mi tío Bracho tieso como un hierro y Yo pensando como ejecutar mi pensamiento. En la noche fui al Cementerio. Unos contactos me dieron a oír sus mejores consejos  
-Docto,nosotros queríamos a Bracho como de familia, pero el asunto del Crematorio ha cambiado. Echan dos o tres muertos, damos candela en el horno central y no podemos garantizarle cuales son los huesos ni las cenizas de su tío Bracho...
-Esa es la verdad-,respondió Micolo,un negro viejo casi jefe de la pandilla de sepultureros, que también vendían hueso de esqueletos y hasta cráneos por una buena plata.
- Yo no quiero ni siquiera pensar que a tío lo devoren los gusanos,por eso la cremación me pareció justa para el, les dije.
    Fue entonces cuando un viejo flaco como una serpiente, que le decían el Falluto,me dijo en voz baja:
- Docto, yo se quien puede resolverle pero hay que negociar con él,de una forma o de otra. Yo lo puedo introducir, pero no quiero dinero. Por una pierna de vaca, puedo hacerme cargo de una parte, pero eso si...por adelantado.
Me le quede mirando, y fue cuando me percaté que era tuerto,  con el ojo verdoso que le quedaba, me fulminaba con la mirada aguardentosa.
   -Bien Falluto- le dije, -ese es su nombre no?
-Así es.-me respondió. Voy a quedarme en el Hospital en la noche , pero tiene que ser el Miércoles. Hoy es Lunes. Los papeles y el permiso de entierro me lo entregan a las 3pm del Martes. Nos vemos allí el Miércoles, tarde......muy tarde.
     Así mismo fue. De milagro en la carnicería de tio Bracho quedaba una pierna de vaca,que saqué por la puerta trasera. No había entregado las llaves todavía, total hasta dentro de nueve días, no entraría mas carne. Cerré  con cuidado,afuera me esperaba Falluto,con una camioneta oxidada,pintada con brocha sobre los herrumbres,
  -Gracias Docto.-me dijo,  con esto tengo para mi mujer y mis hijos,siempre llevaré algo para mi hermano Yoyo y su hija, la boba...usted los conoce,siempre están en el Hospital porque ella es epiléptica. 
-Bueno ya yo hice mi parte, y de mi tío Bracho qué?,le dije apurado......
-Docto, No sea desesperao' -dijo Falluto. Ahora le recojo al muerto, pero déjeme llevar la carne a casa, espéreme allá.   
-Muy bien allí te veo,respondí con cansancio.
  Aquello era increíble. A pesar de haber "ablandado" a mi tio Bracho, con un poco de química,estaba algo duro.El plan era llevarlo sentado en la camioneta de Falluto, hacia otra casa, cerca de los muelles, donde vivía un viejito y su hijo que me explicarían el toque final.  Hicimos una obra de arte con aquello que fue tío. Dejé mi auto en casa para no identificarme. Sentamos a tío delante con Falluto y fui detrás. Necesitaba refrescarme con el aire nocturno, me ardía la cabeza, todo era un problema en este jodido país.
Legamos a la casa vieja,tocando discretamente. Un barrio apartado y algo oscuro,los apagones eran seguidos en los barrios pobres. Abrieron la puerta con más miedo que esperanza. Entramos, allí a la luz de una vela parecíamos traficantes de almas.  Abriendo el preámbulo,el viejo me dijo:-Yo soy Tomasino,y mi hijo,el es mudo de nacimiento, pero le sabe al negocio.
   -Tomasino,-pregunté calmadamente- ¿Qué es eso del negocio? ¿Qué vamos a inventar con el cadáver de mi tío?
-No se altere, respondió, -hace mucho que ejerzo mi profesión , no es la primera vez que lo hago con un cadáver, usted debe saber que también se hace con los animales
-¿De que negocio hablamos?
Con paciencia de cura confesor,Tomasino me confesó
- Yo soy Taxidermista, o como dice la gente que no sabe "embalsamador". Si no quiere mezclar los huesos de su tío con los demás,si tampoco lo quiere enterrar en una fosa,donde pondrán tres o cuatro encima uno de otro y se harán pulpa de gusanos...esta es la mejor opción:"embalsamarlo", y hasta quizás en su oportunidad lo pueda sacar del país,como cadáver de estudio, pieza de museo, o lo que sea,pero eso si,el dinero por adelantado en dolares , también el traslado hay que pagarlo. 
¿Lo quiere erguido, o sentado en una butaca...porque de ser así, me dice el estilo,y se paga separado.
Yo me quede con la boca casi abierta. Nunca pensé que tio Bracho tuviera un final de pieza de Museo. Nada me sorprende en este país de las maravillas. Preferí protegerlo de las gentes,que lo conocían de chivato,quizás hasta tirarían piedras en la lapida.  Mejor así,lo inesperado.
   Vaciar a mi tio Bracho y prepararlo con formol después de limpiar cada arteria,e inyectarle química salió en una cifra colosal. Era gordísimo. Su vientre semejaba esos tinajones antiguos. La butaca a su medida y el traslado ,a mi casa también en la nocturnidad,  otra enormidad. En un final salió en cinco mil dolares todo en conjunto.,pero el muerto cooperó..pude hallar algo de dinero escondido bajo una loza debajo de su cama.
      Mi corazón latía fuertemente, como cuando cantaba el himno nacional de los mambises. Había cumplido con tio Bracho, que reposaba con semblante calmado en la butaca,en una esquina de el ultimo cuarto.
Ya podía dormir tranquilo. No me molestaban los muertos.
Una que otra noche, me despertaba al sonido de un hacha,que cortaba huesos incesantemente. Pasado mucho tiempo nunca más lo sentí.
Hoy, frente a la bahía en una nueva casa...lejos de todo aquel hervidero comunista, mi amado tio Bracho reposa en su butaca. Pude embarcarlo como obra de arte y hasta ganó en un concurso de Taxidermia en la civilización londinense.....
Mi tio Bracho,nunca imagino cuanto le quedaba por viajar.

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