jueves, 12 de diciembre de 2013


Nuestra casa era pobre, pero muy limpia, mi hermana Lucia ayudaba a mamá,  yo no hacía nada y mis dos hermanos tampoco. Papá era herrero, y llegaba cansadísimo día tras día, sudoroso , malhumorado, . Descansaba un poco,  se aseaba y todos comíamos a la vez el cocido de garbanzos, con jamón de pata negra, morcilla, papas, coles y el copón bendito. También era muy común  un pedazo de pan grande y al final harina en dulce.
   Quizás les parezca un manjar, pero es que era así, todos los días. No había para mas, nos llenaban el buche como a pajarillos de nido y a dormir temprano. Día tras día, menos los Domingos que comíamos a las tres de la tarde después de Misa. Esa jornada era especial  porque Mamá hacia pollo o arroz a la valenciana, viandas y torrejas con almíbar.
   Me pasaba toda la semana esperando el domingo, como si fuera el día de mi graduación. L o único malo del mundo es el hambre, tanto que  un día pensé que si no existiera  en el mundo no habrían gente mala.
   Papá envejeció como es de imaginar y  con sus ahorros  abrió una casita de hacer pan y dulces para vender,  a esas que les dicen dulcerías, pero más modesta.
  El local era reducido pero con clientela, quizás sería que al lado había un Atelier de pinturas donde dos o tres pintores Vascos exhibían sus trabajos, que vendían a módicos precios, llevando la cultura local asequible al bolsillo.
 En aquel  tiempo mis hermanos trabajaban llevando dulces y panes a las casas de los clientes habituales, mi madre y papa horneaban  y hacían los panes y los dulces. Lucia, mi hermana y Yo atendíamos la tiendita, vendíamos y cerrábamos el día a veces con algo de suerte.
  Pasó muchísimo tiempo y finalmente todos pudimos vestirnos sin remiendos y comer más variado, pero cuando más contentos andábamos todos con nuestro progreso,  Papá enfermó con gravedad. Murió en un abrir y cerrar la puerta. Mi madre quedó preocupada, abatida y desolada sin tener la más mínima idea de cómo enfrentarse a nuestra desgracia. Uno de mis hermanos tomó el puesto de Papá en el horno.  Lucia se casó con el cartero del pueblo y Yo quedé sola con solo quince años atendiendo la tienda, vendiendo, limpiando y cerrando.
  Todos eran mayor que Yo. Llegaba muy cansada y también tenía que ayudar a mi madre con la cena. Un día como hoy, de esos que no para la lluvia y todo parece gris, cambio mi destino, no sé si para bien o para mal.
   Un hombrecilllo delgado bien vestido y con acompañante,  salía de un coche azul oscuro, dirigiéndose al Atelier. Entró y  pasó buen tiempo dentro. Llevó unos cuadros hacia el auto y se dirigió a nuestra dulcería.
   Tenía el rostro delgado, las facciones finas sus manos parecían mariposas, bien cuidadas y su perfume exquisito se podía percibir suavemente. Su acompañante era más joven, pero de porte adinerado y muy bien vestido denotando discreción en los colores.
- Hola nena, nos puedes brindar dos de los dulces más finos que tengas? me pregunto.
El otro sonrió y me dijo:- te los dejo a tu elección.
 Les serví  lo mejor que tenía, incluso un dulce mas por la casa, también refrescos de frutas combinadas y  se asombraron del precio, y tanto les gustó que llevaron una caja grande de todos pero  subrayando los de sabor a coco, vainilla y almendras. Me dijeron que volverían porque, estaban de paso en la provincia.
   Al final del día me llene de júbilo cuando pude entregarle a mi madre mucho más dinero que lo que colectábamos en una semana. Le conté de los nuevos visitantes, y le dije también que regresarían. Sorprendida me dijo:- Si regresasen quisiera conocerlos agradecerles su cortesía y darle tarjetas del negocio, quizás podríamos lograr que encargasen más de nuestros delicados productos.
   Casi terminando el mes, los visitantes  regresaron y  esta vez mi madre los conoció. Hablaron muchísimo sentados en la única mesita de cristal y tres butacas de hierro que teníamos en el negocito. Ella me miraba sonriente hasta que al fin me llamo:
-Perla, acércate, el señor quiere verte muy de cerca y conocerte mejor.
  Me compuse mi vestido blanco, y me acerqué con aire de gata asustada:
- Usted dirá,  ¿cómo puedo servirle?
Su forma de mirar era detallada y a la vez me inspiraba confianza, no se por qué,. Entonces respondió:- Quería verte bien, tienes porte de princesa, y con tu pelo rojo rizado, tu cara angelical se pueden hacer maravillas. ¿Nunca te ha gustado el color de las telas finas, ni el diseno de los grandes modistos en las revistas francesas?, aquí es fácil enterarse de todo.
  Le respondí dulcemente:- Será que nunca tuve tiempo de ver esas revistas, siempre he trabajado con mi familia y no dejo a mi madre ni a sol ni a sombra.
    Sonrió ampliamente:- Claro, Yo también me encargo de mi madre, soy buen hijo, pero también tengo una casa de Modas que es mi pasión y el motivo de toda mi fortuna. Exel es mi  ayudante, (señalando al acompañante) es el fotógrafo oficial de la Empresa, el dirige todos desfiles de Moda, escoge las nuevas modelos. Yo, en cambio, hago los diseños, las modistas hacen las confecciones y finalmente doy el visto bueno.
    ¿Ves que no es difícil cuando hay talento?, dijo . “ Viéndote, me atrevería a decirte que pudieras llegar muy arriba, y desde allá ayudar a tu familia. He hablado de esto con tu madre, si tu quieres vendremos a buscarte. Hemos traído confecciones y las fotos,  Exel se ocupa de eso. No tienes que hacer nada, los maquillistas harán su trabajo, tengo curiosidad  por saber cómo lucirías”.
   Asombrada, ni triste ni contesta, miré a mi madre como pidiendo ayuda:
- Mama que piensa usted? ,
- Pienso que eres muy bella, y que las oportunidades no pasan dos veces, veremos cuando el señor venga con todos como luces, la primera que tienes que convencerte de tu valor eres tú, nadie más.
    Con un ademan afirmativo sonreí al Señor fabuloso, que extendiéndome su tarjeta blanca con su nombre en dorado me dijo:- Ese es mi nombre, mi casa de Moda , espero tu llamada lo antes posible, en fin , estoy seguro de mi elección.
    Nunca pensé que alguien así pudiera pasar por un barrio de Paris, como el nuestro que andaba entre pobre y bohemio, cuando pude leer bien con ayuda de mi madre , tuve que coger aliento....era como flotar dentro de una burbuja. Un diseñador de nombre quería ayudarme!!!!!! Acerque mi cara a la de mi madre y le di un sonado beso, a la vez que le decía en voz baja:- Nunca mas volverás a trabajar, si es que todo sale bien. Te lo prometo.
      Al amanecer, abrí la tiendecita como siempre y el aire me parecía mas puro, el cielo mas azul , la dulcería , la calle las veía diferentes, cuando hay esperanzas vemos la vida con otros matices......ya no hay aburrimiento ni tedio, solo sueños .
    Más tarde casi al mediodía , me anime  y fui al Atelier colindante. Pedí el teléfono después de saludar, y entre cuadros, barullo, pinceles con olor a aceite el teléfono  parecía reír a carcajadas. Al comunicarme, me identifiqué dejando el mensaje con la recepcionista. Y salí, caminando rapidito a vender mis dulces, que no se cómo volaron aquel día, quizás mi cara era otra, distinta, era una muy diferente, la de los éxitos escondidos.
     Al llegar el día siguiente, el Diseñador vino con lo prometido, me acicalaron y al tomarme las fotos la primera en asombrarme fui Yo. El sonreía resplandeciente, como un minero cuando encuentra una pepita de oro.....
- No me equivoqué, mírate bien, y solo son las pruebas, no son fotos.....una sesión de fotos puede tomar muchas horas, así y todo observa cada detalle.......mire, y volví a mirar.....sonreí contenta diciéndole:-muchísimas gracias, a Ud, le debo todo esto.
   A lo que contesto:- las gracias vendrán después, es solo el comienzo.....hablaré con tu madre, si te decides a viajar conmigo te haré toda una modelo de modas, con los secretos que esto implica.
   Mi madre vio todas las pruebas fotográficas, quedo maravillada,- Mi hija, estas irreconocible, eres una verdadera princesa. A lo que añadí:- tengo que viajar muy pronto no más tarde que esta semana, eso es lo que me han dicho.
  Pasaron tres días más y las maletas con ropa nueva  llenaban mi cuarto, escogieron mi vestuario de viaje y salimos para el centro de Paris.
     Llegué feliz, y no antes de decirme:- Conociendo a Paris, te hospedaré en mi casa, donde pueda enseñarte lo que sé,  por supuesto educarte un poco más en general, sobre maneras sociales y cultura. Saber escuchar es importante, saber hablar oportunamente es la llave del éxito.
Transcurrieron muchos días , meses de aprendizaje. Todos los días hablaba con mi madre en la noche, para calmarla a ella y para calmarme Yo., todavía no me acostumbraba a los muebles brocados, las cortinas suaves y transparentes, los camisones bordados para dormir; los zapatos de fina piel,  los colores vividos combinados. Aun me molestaba el maquillaje y mi melena rojiza de rizos tupidos crecía hasta molestarme. Pero en verdad adquirí el porte ideal para ser, una de las mejores. Y asi fue.
   El primer ano fue un éxito mi presentación en el desfile, pero en medio del glamour, los perfumes ,las presentaciones y demás....pensaba en el cocido de garbanzos de mi madre, en su forma de ser, en su tenacidad..y estuve segura de enviarle una buena suma todos los meses, para estar sin preocupaciones, disfrutando  de lo lindo las pasarelas. Una de las cosas más importantes era la dieta, muy estricta, para no engordar ni una libra...aunque era delgada y bien formada creo que pude perder peso, cosa que no me extraño, viendo algún que otro hueso incipiente en mis hombros desnudos.
   Las horas de trabajo eran muy largas. Las sesiones de fotos parecían eternas, y aunque tenía amigas de mi profesión, todas me miraban con cierta envidia por estar más cerca del Diseñador, viviendo en su casa fabulosa, disfrutando de todos los privilegios que nadie había tenido antes. A los cuatro años de ininterrumpida y ardua carrera, un buen día encontré a una de ellas en el camerino de cambios y maquillaje inclinada hacia delante, como inhalando algo.
   Me miro y dijo :- Si quieres inhala un poco, te quita el hambre y te tonifica , te da fortaleza física. Acepté y bajo todos esos atributos conocí la "Cocaina, Heroina y  Morfina".
  Todo lo hacía a espaldas del diseñador y bastante a menudo. El expendedor me veía en días alternos, termine completamente dependiente de las drogas. Ya casi no comía, y por las noches caía en un sopor que encontraba genial.....adormecedor, increíble.
    Mi madre llamaba y no me daba ni cuenta...hablaba incoherencias con ella para complacerla, pero aquello ya no era mi mundo. Necesitaba la droga todo el tiempo, y el Diseñador empezó a darse cuenta de mi asunto.
   --Perla necesito hablar contigo una conversación coherente. Te he ayudado como a nadie, pero en todo hay límites, si sigues como vas, no podrás llegar ni a veinte años en tu carrera de modelo. Por favor Perla piensa en tu futuro, eres una princesa y te estás deteriorando.
     Y así fue, de repente, no me acordaba de nada, ni aun de las indicaciones en los ensayos de pasarela......mi mente se fue deteriorando y aun siendo bella, entre las noches de parranda, la bebida cara, los amantes y las drogas termine aquí , desde donde te hablo.
     Hoy, me desperté temprano, casi daba tumbos al fin pude pararme. Mi madre me pregunto- Que ha pasado contigo Perla, el diseñador te dejó en la puerta, me dio una fuerte suma y me recomendó que la escondiera........no vas a trabajar más?
    Le mire su rostro preguntándole:- Que diseñador? , mama, no recuerdo nada, solo sé que hay que abrir la tienda de dulces, que hoy viene un cliente especial....dice que tiene una casa de Modas en Paris.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario